Seguramente nunca relacionamos los términos de ventas, costos, recurso humano, rendimiento y productividad con el de Seguridad Informática. ¿Por qué habría que hacerlo? Después de todo, la seguridad informática no se traduce en dinero, utilidad o algo medible. Muy probablemente no es un tema que preocupe ya que actualmente debe tener sus licencias de antivirus y hasta un Firewall de última generación que le cuesta tanto dinero al año que le ha nombrado responsable de la red.
Está muy bien que haya adoptado esas medidas, no solo le proveerá de paz mental porque protegerá el tráfico que ingresa a su servidor y red, sino que además podrá despreocuparse de sufrir un downtime (tiempo de inactividad por una baja del sistema) o pérdida de data que pueda traducirse en caos. Sin embargo, recuerdo hace unos quince años, laborando en un trabajo anterior, donde no había mucho presupuesto, ni interés, en la ciberseguridad. Aparte de algún que otro virus de poca monta que ingresaba por el correo, los USB sticks o por internet, nada lo suficientemente serio había pasado para justificar una inversión o adoptar una cultura de protección. Hasta que sucedió.
Su nombre es
Ransomware. Un tipo de software malicioso que al ingresar al equipo es capaz de secuestrar la información y mantenerla como rehén para extorsionar al usuario por una cantidad definida de criptomonedas. Sin embargo, es poco probable que aun pagando sea posible recuperar todos los datos. En esa ocasión sólo conseguimos ser testigos de cómo todo nuestro servidor y algunas computadoras de la red estaban controladas por un delincuente, llamado hacker, que pedía un pago a cambio de la “llave” para poder volver a ver o abrir nuestros archivos.
No entraré en detalle sobre los eventos, pero dejaré unas anotaciones del momento:
• El backup en el servidor tenía 25 días de haberse realizado.
• Archivos críticos de algunos usuarios de la red estaban totalmente perdidos, porque al considerarlos «sensibles» no fueron colocados en la carpeta del servidor, ya que «no quería que los viera alguna persona no autorizada».
• Fueron días de constante caos.
• Acusaciones que no llevaban a ninguna solución.
• Enfados que perjudicaron el ambiente laboral.
• Desenfoque sobre los objetivos de la empresa.
El final de la historia es un recuerdo triste, los sábados y domingos que se tuvieron que trabajar en la oficina por varios meses para poder reconstruir los archivos. Además de muchas horas-hombre perdidas y sobre todo una amarga experiencia que nadie quiere repetir.
Regresemos al presente y vamos al grano: ¿Tiene usted, como gerente o propietario, políticas, procedimientos, auditorías, controles y otras medidas para garantizar en mayor o menor medida la seguridad e integridad de su red informática?
Si su respuesta es negativa, es un buen momento para empezar a considerar opciones o capacitar a su personal en medidas pequeñas que al final pueden salvar el día o la empresa en su totalidad.